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... (la sorpresa puede hacer esas cosas: de repente, uno se ve lanzado al vacío, como un piloto de cazabombardero expulsado de la cabina de su asiento eyector, y pasa de una vida aburrida que parece un sueño a participar en un suceso abrumador, sobrecargado de realidad, y el cerebro se niega a adaptarse a la nueva situación; lo único que uno puede hacer es continuar en caída libre y esperar que, tarde o temprano, se abrirá el paracaídas)...