domingo, febrero 17, 2013

Two things. Part one.

1 Jitomatazos
En la vida pasan muchas cosas. Diario, diario existen acontecimientos que marcan la vida de las personas. Nosotros caminamos por la calle y nos cruzamos con muchos otros seres, que pueden estar viviendo un día más, un día mundano en el cual no ocurre nada en particular. Otros, en cambio, están viviendo momentos que marcarán su vida.

Yo he vivido muchas cosas los últimos meses. De ellas destacan dos. Una de ellas la abordaré en otro post. It's the biggest life changer. Pero la otra, aunque en realidad no altera mi vida diaria, sí me marcó. 

Chava's departure. 

Yo te conocí hace muchos años. 2001. Más de diez años de conocerte. Wow. El tiempo sí que pasa rápido. ¿Quién lo diría? 

Cuando te concí, no puedo negarlo, me caíste mal. Era un sábado en la mañana, nos citaron a algunos alumnos del CBTis 65 para hacernos un examen de matemáticas para participar en la OMM. A mi me mandó mi maestro Arturo Martínez, a ti también. Yo fui a regañandientes, pues ODIO ir a lugares donde no conozco a nadie y, siendo yo alguien algo antisocial, y en ese tiempo aún más de lo que soy ahora, lo más probable es que cualquier lugar a donde me manden no conozca a nadie. Ese día te conocí. Te vi entre otras personas que acudimos ese día. Presentamos el examen, ambos pasamos a la siguiente etapa, etapa de "entrenamientos" los fines de semana (yuju, estudiar en fin de semana también, great! NOT). Ahí fue donde te empecé a notar más. Y me caíste mal. ¿Por qué? Pues porque todo el entrenamiento te la pasabas con tus audífonos puestos, escuchando música. Yo pensaba, "bueno este wey se cree muy chingón que no necesita oír lo que el maestro está diciendo". De verdad odiaba eso. 

Las etapas fueron pasando y llegaron los días en que íbamos a Guanajuato, al CIMAT, a los entrenamientos. En esos viajes fue cuando comencé a conocerte un poco más. Conforme hablaba contigo me ibas cayendo un poco mejor. 

En uno de esos viajes, fuimos a dar la vuelta al centro todos en bola. Ahí yo comencé a coquetear contigo. Te tomaba del brazo y caminábamos así, juntos. Tu estabas super chibeado, podía notarlo. Yo me hacía la interesante. Pero lo disfrutaba. Después, en aquel viaje, ese donde me quedé dormida recargada en tu hombro en el camión rumbo a Irapuato... jajaja, la carilla, ¿recuerdas? A partir de ese momento todos los que iban al entrenamiento con nosotros nos decían que deberíamos de andar. Tu y yo nos hacíamos los occisos.

Hasta que llegó ese día. Octubre de 2002. Mentiría si dijera que recuerdo la fecha exacta. Pero ese día, saliendo de la escuela, nos fuimos al parquecito de las Plazas. Ahí nos besamos por primera vez. Recuerdo todos los detalles, todas las sensaciones, todos los momentos alrededor de ese beso perfectamente. Recuerdo tu olor, recuerdo lo que sentí. Recuerdo tu respiración. Recuerdo lo que dije después. Recuerdo cómo nos hicimos novios ese día. Nunca lo olvidaré, as long as i live. 

A partir de ahí, estuvimos juntos 2 meses. Después cortamos. En enero, creo. Luego, en febrero 14, 2003, regresamos. Recuerdo a mis amigas diciéndome "ahhh, deberías volver con él". Las recuerdo espiándonos. Recuerdo sus risas cómplices. Recuerdo tu nerviosismo. Recuerdo mi emoción. 

En alguno de los días siguientes me regalaste un anillo. Era 1 de 3 aros. Con una piedrita. Algo sencillo, pero bonito. Me gustó mucho. Aun lo conservo. 

Estuvimos juntos otros 2 o 3 meses. Después te corté. ¿Por qué? Porque yo era alguien que aun no estaba lista para un compromiso, porque éramos muy buenos amigos, definitivamente me gustabas, definitivamente había química, pero faltaba "algo". Se que tu también lo sabes. Se que tu también lo sentías. 

Después, salí yo del CBTis y tu seguiste ahí. Sí, eras un año menor que yo. Entré al ITESI y dejé de verte casi diario. Comencé a extrañarte. Me preguntaba si había cometido un error. Recuerdo aquellas veces que, al salir yo de la escuela, al pasar la "PEMAR" por el CBTis, me bajaba y me quedaba esperándote en la parada del camión. Llegabas tu. Nos íbamos juntos, caminando, platicando, riendo. Ambos contemplábamos la posibilidad de volver. Creo que, durante muchos años, eso siguió siendo una posibilidad. 

Recuerdo el día que, a la vuelta de mi casa, te dije que ya tenía novio. Alguien del ITESI. Alguien con quien viviría muchas cosas, muchas buenas, muchas malas. Alguien que definiría en gran medida quién soy ahora. Te dije y te enojaste mucho. Golpeaste un poste. Lloraste. Lloré. Te pedí perdón. Te fuiste. Ahora no puedo evitar pensar, ¿fue un error? Tal vez debí quedarme contigo. No lo sé, nunca lo sabré. 

Te fuiste tu a Querétaro. Yo me fui a Salamanca. Seguimos la amistad, durante muchos años. Te veía dos o tres veces al año. Platicábamos mucho por messenger. Así fue, hasta una de tantas veces que terminé con él. Fui a verte a Querétaro. Ese día fue como poner un clavo en el ataud de nuestra aventura. Ese día fue cuando volver dejó de ser una posibilidad. 

Hasta el año pasado, la amistad se fue deteriorando un poco. Pero seguíamos siendo amigos. A pesar de las diferentes ideologías, seguíamos platicando. Seguíamos teniéndonos un cariño muy especial, cariño que se tiene con pocas personas. Fuiste de las primeras personas a quienes les compartí que me casaría en enero. Sentí tu auténtica felicidad por mi. Fue muy padre. 

El 27 de diciembre estaba yo en Cibeles con mi esposo legal, mis amigas Karina y Mari. Felipe me mandó un mensaje. "Se murió Chava". De momento no supe, no imaginé, pregunté: "¿cuál Chava?". Me respondió: "Chava Medina". Pero antes de que llegara ese mensaje, ya lo sabía. Sabía que eras tú. Lo que sentí, nunca lo había sentido en mi vida. Ciertamente, no eres la primera persona relacionada conmigo que muere. Mis abuelos, mi bisabuela. Pero ellos eran gente que yo, en realidad, no conocía. No tengo recuerdos de ellos. No viví nada en especial con ellos. Contigo sí. No podía creerlo. Sentí un dolor extraño. Lloré. Quería irme de la plaza. Nos fuimos. Llegué a mi casa, fui con mi papá y lloré más. Durante los siguientes días lloré mucho. Me dolía, aun me duele. Esa noche fui a tu velorio. Fue extraño ver gente de un pasado remoto. Tu aún no llegabas. Luego te vi, cuando llegaste, en esa pequeña caja que cargaba tu hermano. ¡Ahg! Había mucha gente en tu velorio. Se que muchos ahí realmente sentíamos tu partida. Y me pesó como nunca imaginé que lo haría. Al día siguiente fue tu misa y la despedida. Me enteré de los detalles de tu deceso. Un choque. Un rebase imprudencial. Siempre fuiste muy atravancado para manejar. Te lo reproché varias veces en vida. Y ahora digo, "chingao, Chava, ¿por qué? Tantas veces te lo dije, ten más cuidado al manejar, pero tu nunca hiciste caso". Y me enoja, me enoja que te hayas ido así. Hay cosas que pueden evitarse, y esta era una de ellas. 

El día de mi boda traía tu anillo en mi mano. Tu debías estar ahí conmigo, y estuviste por medio de ese recuerdo tuyo. Pero tu debiste estar ahí en persona. Te fuiste muy pronto, te fuiste por un error estúpido, te fuiste por una actitud que nunca quisiste cambiar. Te fuiste y te extraño. Te fuiste y duele abrir mi Whatsapp y ver tu último mensaje ahí. "Feliz navidaaaaa". Te fuiste y no pude decirte adios. Creo que eso es lo que más apesta. 

Contigo viví muchas cosas, cosas que solo tu y yo sabemos. Contigo viví momentos irrepetibles que nunca voy a olvidar. Fuiste alguien muy importante en mi vida y lo seguirás siendo. 




Nunca voy a olvidar los días que pasamos platicando, echadotes en tu cama, de la vida. Nunca voy a olvidar esos ratos en el parque de las Plazas. Nunca voy a olvidar cuando nos íbamos caminando a mi casa. Nunca voy a olvidar que te encantaba cargarme. Nunca voy a olvidar cuando te tiré de la cama, jajaja. 

Nunca te voy a olvidar. Te extraño. Te quiero. 

 
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