Calamarda.

Ok, ok.

Tras ver la reacción tan tonta de esta persona, he decidido alejarme del asunto. Ya dije todo lo que tenía que decir, ahora es simplemente problema de Cecilia lo que vaya a hacer. Como ya mencioné, yo no le he dicho qué hacer al respecto, ésa es su decisión.

Lo que sí me parece increíble, es que a esta persona le importe tanto lo que yo diga de él. Si él mismo dice que soy una inmadura, una amargada, una finísima persona y que no tengo cerebro (¿entonces por qué existo? ¿porqué? alguien respóndame por favor, no lo comprendo), ¿por qué le sigue importando tanto, tanto, que hasta a mi blog se mete a ver si escribí algo de él?

Suponiendo, claro, que sea él, ya que no tiene el valor de dar la cara y decirme todo lo que piensa utilizando su nombre y su apreciada profesión. Aunque eso del valor ya está muy probado cuánto es el que posee.

Por eso ya no ajeraré, ya agregué suficientes calificativos a mi lista de cualidades descritas por personas que no me conocen. Ya sabes, me encanta el sarcasmo.

Sigue con tu vida, Licenciado. Que yo, como no tengo cerebro como has hecho el favor de mostrarme, no puedo seguir viviendo por que sin cerebro no se puede vivir. ¡Oh! qué destino tan trágico el mío. Je.

Movin' on!

Atte.: Calamarda.